Hoy por ti y mañana por mi

Desde que nacemos estamos compitiendo. Por ejemplo, cuando comenzamos a caminar estamos compitiendo. ¿Contra quien? Pues contra la gravedad. La competición es una situación que nos acompaña durante toda la vida. Al principio parece insignificante, pero con el paso de los años esta se va siendo más presente en nuestras vidas.
Los maestros intentamos canalizar este sentimiento de competición. Mostramos a los alumnos la diferencia entre competición y competitividad. Así, la competición en si misma es positiva, siempre y cuando se canalice y se entienda como una superación personal. La competitividad, por su parte, incorpora el concepto de "ganar a toda costa, cueste lo cueste". Es decir, aparece el concepto "hacer trampas" o utilizar "artimañanas" poco respetuosas con el rival.
Vuelvo a insitir que la competición es necesaria en nuestras vidas. Por el simple hecho de que vamos a estar rodeados de ella constantemente. En la vida académica, cuando crecemos, la primera gran aproximación que tenemos a la competición es el acceso a la universidad. Las universidades establecen una norta de corte. Si tienes esa nota entras, si, por lo contrario, no alcanzas esa nota, no podrás acceder ese año a estudiar la carrera que querías en esa universidad.

Cuando era más joven, esto no lo tenía en cuenta. Para mi ser maestro era secundario. Yo quería ser ciclista. Y si estudié para ser maestro fue porque me gustaban los niños y porque mis padres me insistían en que debía estudiar (pues el deporte de alta competición es muy desagradecido y muy pocos pueden alcanzar poder vivir de ello). Esto es, ganarse la vida como deportista profesional solo está al alcance de unos pocos.

Así, para mi, la competición fue encaminada al ámbito deportivo, más que al ámbito universitario. Apenas obtuve un 5.6 en mis estudios de Bachillerato. Sabía que era una nota precaría, pero también sabía que el tiempo que disponía para estudiar lo invertía en montar en bicicleta y perderme en mis montañas de la sierra madrileña. Así, año a año, mes a mes, día a día me olvidaba de mis estudios para hacer lo que más me gustaba: montar en bicicleta para ser ciclista profesional.

Competía todos los días. Competía contra mismo. Y esa competición me enseñó el valor del esfuerzo y de la constancia. Después, cada fin de semana, tenía que poner en valor todo lo que había entrenado. Afortunadamente apenas viví situaciones competitivas desagradables. Crecí en un mundo sano de amistad, donde los fines de semana se convertían en la mayor fiesta que recuerdo. Para mi, levantarme a las 5 o 6 de la mañana, un domingo, tomar mi desayuno e ir a correr a 200 km. de casa era todo felicidad.

Sólo cuando llegué a ser ciclista profesional, la sensación de libertad y de competición parecía, en ocasiones, desvanecerse.

Pero en todo ese tiempo que fui ciclista profesional, la competición me enseñó también el valor del compañerismo. Gracias a mi vida ciclista tengo grandes amigos repartidos por toda España. Aunque parece que el ciclismo es un deporte individual, en el fondo es un deporte de equipo. Con el ciclismo aprendí a sacrificarme por compañeros. La competición me enseñó a valorar la humildad y cómo en muchísimas ocasiones tu esfuerzo no se verá compensado en el momento. La paciencia en este caso, es otro de los valores que el ciclismo, a través de la competición me enseñó.

En definitiva, la competición, bien usada, te dará las herramientas suficientes para hacerte camino en la vida. De entre todos los valores que iré escribiendo progresivamente en este blog, quisiera empezar con uno muy especial. Cómo la competición me hizo saber lo importante que es el compañerismo.

Trabajé y mucho para otros compañeros, y otros compañeros trabajaron para mi. El dicho de "hoy por ti y mañana por mi" era el lema que me acompañaba en cada carrera.

Y así, cuando dejé el ciclismo fui maestro y conocí nuevos compañeros. Todos ellos me han enseñado y el lema "hoy por ti y mañana por mi" me ha seguido acompañando. Algunos de mi compañeros maestros, me han enseñado lo que nunca hay que hacer, otros compañeros me enseñaron a mejorar mi enseñanza y otros compañeros, compartieron conmigo grandes momentos fuera y dentro del ámbito educativo.

La vida me está dando la oportunidad de trabajar fuera de las fronteras de España y conocer nuevos compañeros. Si bien, cuando empecé mis compañeros eran de la misma comunidad, el irte fuera de España hace que los compañeros sean de otras partes de tu propia comunidad. Ese mismo hecho hace que la enseñanza, si la sabes escuchar, se enriquezca mucho más.

En el ámbito educativo de los maestros, la competición no es tan acusada como tenía en el ámbito profesional y por eso los momentos que no me han gustado he intentado seguir aprendiendo de ellos para no hacerlo yo.

Y con ello llegó aquí. A hablar brevemente sobre mis compañeros que estoy teniendo en mi actual centro educativo. Comencé allá por el año 2015 con un buen compañero llamado Ricardo. Él me dio a conocer las nuevas metodologías en la educación a través de las competencias clave. Ricardo se tuvo que marchar a los dos años y después vino mi compañera Ana. Ana fue una maestra más tradicional pero muy abierta a nuevas ideas. Eso es algo muy importante: "hoy por ti, mañana por mi". Ricardo me enseñó y ahora yo enseñé a Ana.

Ana estuvo un único año. En mi cuarto año no tuve compañero de nivel. Estuve solo y apliqué mis pensamientos como maestro de forma aislada. Aunque fue una buena experiencia, siempre he creido que el trabajo es más enriquecedor cuando tienes uno o varios compañeros que están contigo y tú con ellos.

En el año 2019 tuve un nuevo compañero. Su nombre es Cristóbal y ahora mi ciclo se completa con él. Si primero yo aprendí de Ricardo, luego Ana aprendió de mi, posteriormetne yo aprendí de mi mismo, ahora con Cristobal aprendemos mutuamente.  Es por él que aquella frase que aprendí del ciclismo vuelve a estar presente: "Hoy por ti y mañana por mi". Realmente, es la base de trabajar en equipo.

Y creo que gracias al conocimiento de la enseñanza que tiene Cristobal puedo decir que en el centro educativo que estoy ahora estoy completando mi formación como tutor. Y me siento afortunado por ello pues cuando vuelva a mi destino en España, podré decir que mi experiencia como maestro en el exterior ha completado un ciclo. Un ciclo que soy afortunado de haber completado.

Con Cristobal descubro la importancia de ser sistemático en nuestro trabajo. El rigor de la enseñanza y como ese rigor, en un futuro a corto plazo, dará su fruto en los niños. Mi enseñanza siempre se ha basado en una enseñanza "abstracta" e "improvisada". Mi compañero Cristóbal es más metódico y con bastante más conocimiento tecnológico. Para mi Cristóbal tiene un humor sano que en los momentos que estás de bajón él está para echarte una mano y hacerte sonreir. Yo creo que eso es un don que Cristóbal tiene. A mi, además de avanzar en las materias de Lengua y Matemáticas y compartir documentos e ideas, a mi Cristóbal me hace reir mucho.

Por otra parte, creo que yo le aporto ciertas ideas basadas en la improvisación y él me ofrece muy buenos recursos tanto tecnológicos como metodológicos. Ahora, que las clases han sido suspendidas por la pandemia del virus COVID-19, Cristóbal ha podido configurar un esquema de trabajo que permite tomar cierto rumbo a los alumnos en la enseñanza no presencial.

Gracias a él, me he dado cuenta que debía escribir esta carta, porque soy consciente de algo que aprendí y que ahora quiero mostrar. Te lo resumo todo en cinco párrafos:

 1. La competición me ha permitido aprender de los compañeros. Recuerdo en la vuelta a Madrid, cuando tenía 19 años, iba tercero en la general. Quedaban dos etapas y... pinché. Mis compañeros se quedaron a esperarme, pero era tal la velocidad que no pudimos dar caza al grupo principal. Perdí la tercera posición y mis compañeros todas las opciones de hacer mejor posiciones. Pero, era la norma básica de respeto: "Hoy por ti y mañana por mi". Hoy trabajamos para ti y mañana tú trabajas para nosotros.

2. Así, la competición lleva a conocer compañeros. Cuando juegas un partido de fútbol o de bádminton compites y cooperas al mismo tiempo. Tienes amigos y compañeros. Cuando trabajas tienes compañeros. Y son esos compañeros y la forma como se trabaje la competición la que hará que el trabajo siga adelante, se estanque o retroceda.

 3. Depende de nosotros utilizarla paera seguir aprendiendo. En mi caso, la competición fue muy acusada cuando fui ciclista profesional, pero aprendí de ella y la he transferido al campo educativo. Primero para enseñar a mis alumnos que la competición es necesaria para superarse a si mismo. Si no hay competición no hay avance. Les enseño que las trampas y el escaso esfuerzo llevan a la competitividad, y en consecuencia a la negatividad.

4. Me siento afortunado, porque, como he dicho, estoy completando un ciclo. Un ciclo que todos debemos pasar. Primero dejarte enseñar, después ayudar y enseñar a los demás, posteriormente seguir aprendiendo de ti mismo para poder seguir ayudando y seguir dejándote ayudar y finalmente completarse con un compañero. Hace un Yin y Yang, donde tú aportes y él o ella te aporte.

y 5. Mi querido o querida lectora, "abré siempre tus miras y horizontes", piensa en lo importante que es trabajar en equipo. No digas que ya lo has aprendido todo, porque entonces habrás dejado de crecer y la competición te habrá abandonado. Abré siempre, con humildad, tu mentalidad a las nuevas enseñanzas que la vida te deparará. En mi caso, el "abrir horizontes", "escuchar a mis compañeros" me está sirviendo para seguir aprendiendo... y en el fondo sé que todo esto se lo debo a la competición: "Hoy por ti y mañana por mi".
Hasta la próxima.

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